jueves, 29 de marzo de 2007

La pija insoportable

El otro día fue mi acto de graduación. Un poco a destiempo, si tenemos en cuenta que ya era licenciada, pero bueno, más vale tarde que nunca. No hace falta echarle imaginación para saber en que consistió: fue una americanada pero sin tirar los birretes, más que nada porque no teníamos. Cinco licenciaturas juntas (todas las de Ciencias de la Comunicación), la comitiva con un atuendo un tanto llamativo, el decano, el rector, el consejero de Educación, flashes, cámaras de vídeo, de fotos, padres, madres, amigos, novios, novias, aplausos…. En fin, el final de una etapa, que ya estaba acabada.

Pero bueno, era el momento de reencontrarse con antiguos compañeros, un reencuentro en el que te das cuenta de que todo sigue igual. La pija insoportable sigue siendo igual de pija (eso sí, más insoportable), el pijo del plumón, sigue teniendo igual de plumón, etc… Pero ayer descubrí algo: quizás cerré la puerta a gente a la que no tenía porqué cerrársela, me perdí amistades que, estoy segura, hubieran sido mucho mejor que las que me llevé, si es que realmente me llevé alguna. Pero bueno, de los errores se aprende.
Mi madre se emocionó, soy la primera hija licenciada que tiene. Mi hermana la mayor estudió auxiliar de enfermería, ATS, y esas cosas en las que tienes que ver sangre y que yo nunca podría hacer… No es una licenciatura pero probablemente tenga mucho más futuro que mi profesión. Se ha tirado tropecientos años estudiando, consiguió un trabajo en un hospital. Siempre ha tenido mucha suerte en la vida (no es que lo diga yo, está reconocido mundialmente) y a pesar de tener interinidad, se sacó la oposición y ahora está de excedencia. Pues eso, que no la va nada mal.

En el lado opuesto, está mi otra hermana (que también es mayor que yo), la rebelde sin causa de la familia. Después de tirarse media vida en los parques de la ciudad mientras mi madre se pensaba que estaba en clase, decidió dejar los estudios. Estudió peluquería, y cuando su negocio propio iba viento en popa, lo vendió. Ahora es encargada de un pub, aunque no está muy contenta…. De todas formas, ahora tiene muy buenos planes de futuro, y lo más importante de todo es que es feliz.

En último lugar estoy yo, la 'chiquilla' de la familia. Me fui fuera a estudiar, y con algún que otro disgusto que le di a mi madre, me saqué la carrera. He hecho prácticas todos los veranos y ahora me han dado una beca que no está nada mal. No me puedo quejar, pero tampoco confiar.

La verdad es que no acabo de saber si es bueno o malo que mi madre se emocione con mi graduación. Igual se crea expectativas que ni si quiera yo se si podré cumplir. Ahora le toca el turno a la vida, a mi me toca vivirla. Tengo que empezar a aplicar todo lo que he aprendido, tanto en la universidad como en la calle. Ahora es el turno de no acercarse a la pija insoportable.

miércoles, 21 de marzo de 2007

Sabor a Cantabria: Esteru (Papa Noel cántabro)

Hace muchos años, en los profundos bosques de Cantabria, vivía un Hada Buena y muy hermosa. Su pelo era amarillo como el sol y sus ojos muy brillantes. Como todas las hadas buenas de Cantabria, esta era muy bondadosa con la gente y siempre estaba acompañada por unos pequeños Enanucos, que la ayudaban en su trabajo.

Un día, mientras cruzaba a través del bosque, se paró a mirarse y a peinar sus cabellos en el río. De repente, empezó a oír muy agitados a los Enanucos que habían encontrado algo que se movía entre unos troncos. El Hada se acercó y todos los Enanucos mirándola.

“Es un bebé, en un bebé”, dijeron todos. “No podemos dejarlo aquí, se moriría de frío”, dijo el Hada, “tenemos que buscarle un hogar con los humanos”.

“Desde ahora – dijo el Hada al bebé – te llamaremos Esteru, porque es maravilloso haberte encontrado. Y por ello, te daré los regalos de ‘valentía’ y ‘bondad’, durante toda tu vida”. Entonces el Hada cogió al bebé y lo llevó a una casita en el límite del bosque donde vivían un hombre y una mujer que no tenían niños. “Ellos le cuidaran muy bien y estarán felices de tener este niño”, dijo el Hada, y dejó al niño en la puerta para ellos.

El hombre salió de la casa y se sorprendió mucho al ver al bebé, y llamó a su esposa: “¡¡Cuca, Cuca, ven aquí rápidamente!!¡¡Ven a ver lo que han dejado!!”. Tal como el Hada había dicho, el hombre y la mujer fueron muy felices al encontrar a este niño e inmediatamente le cubrieron con una cálida manta y lo tomaron como su hijo.

Y así fue como Esteru llegó a crecer en aquellas maravillosas montañas, hasta que se convirtió en un fuerte y amable hombre. Sus padres fueron muy felices y Esteru se sentía muy querido.

Esteru trabajaba todos los días de la mañana a la noche, cortando madera y ayudando a su anciano padre a vender los coloños de madera por los pueblos. Después de muchos años sus padres murieron y se quedó muy solo en la casa del bosque.

Fueron pasando los años y se fue haciendo mayor, su cara comenzó a arrugarse y su pelo a ponerse blanco y con una gran capa gris. Con el tiempo, se volvió triste y se dio cuenta de que lo que necesitaba era ayudar a otras personas que lo necesitaban. Así recordó que en el pueblo había una casa en la cual vivían muchos niños que no tenían padres. Ellos vivían de cualquier cosa que la gente del pueblo les llevara, y él se dio cuenta de que esos niños estaban muy solos, justo como él, y que podría hacer cosas para ellos de modo que fueran felices.

Esteru era muy inteligente y muy bueno haciendo cosas con sus manos, de manera que hizo algunos juguetes de madera para aquellos niños: pequeños juguetes y muñecas, que él podría llevar a los niños cuando fuera al pueblo a vender su madera. Cuando terminó las muñecas, los puso en una gran bolsa. Puso la bolsa sobre su burro y marchó hacia el pueblo. Estaba muy feliz por dentro aquel día, y sus ojos brillaban con alegría.

Le tomó toda la mañana caminar a través de las montañas hasta llegar al pueblo, pero estaba muy feliz. Sonreía como si estuviera en un sueño, porque estaba yendo a llevar a los niños los juguetes que él había hecho. Los niños pequeños del pueblo estuvieron muy felices también cuando recibieron sus regalos, y Esteru se pasó la tarde jugando con ellos y contándoles las historias que había aprendido de su padre cuando él era pequeño. Los niños y niñas amaron mucho a Esteru y después de aquel día ellos no se sintieron tan solos como antes.

Esteru se volvió muy conocido en los pueblos. Cada vez que él se acercaba, rápidamente era rodeado por los niños, y así fue recorriendo todos los pueblos de Cantabria y regalando los juguetes que él mismo hacía.

Esto sucedió durante muchos y felices años, pero una vez hubo una terrible tormenta que asoló los pueblos y montañas de Cantabria, la cual destruyó muchas casas y bosques. Los fríos y fuertes vientos y el sonido de los truenos dejaron a la gente muy asustada y trastornada, especialmente a los niños.

Ese día, cuando Esteru estaba yendo al pueblo, vio un rayo alcanzando la casa de los niños huérfanos y que rápidamente empezó a arder en llamas. Corrió muy rápido hacia la casa y vio algunos niños en una de las ventanas, muy asustados, gritando y pidiendo ayuda. Sin dudarlo ni un momento, llegó hasta la casa que estaba en llamas, cubrió a los niños con una manta para protegerlos del fuego, y los sacó de la casa a través de una ventana en el primer piso.

Pero mientras él estaba tratando de salir, una viga de madera vieja y grande del techo cayó sobre él. Esteru cayó con gran dolor y su fuerte y hermoso corazón se detuvo. Las personas en el pueblo lloraron cuando vieron la casa en llamas y supieron lo que había ocurrido, y se dieron cuenta de que no había nada que ellos pudieran hacer. Pero… en ese mismo momento fueron sorprendidos por una luz brillante que salí de la casa en llamas. Nadie podía ver lo que estaba ocurriendo allí adentro.

Pero dentro de la casa, el Hada que había encontrado a Esteru en las montañas, cuando él era un bebé, apareció junto a él y comenzó a llamarlo por su nombre con su dulce voz: “¡Esteru!¡Esteru!”. Y le dijo: “Esteru, tú has sido un hombre bueno, lleno de fe y de buen corazón. Has dedicado tu vida a hacer cosas para los demás, y has dado hasta tu propia vida para salvar a otras personas. Por eso, no quiero que te mueras. Yo quiero que vivas para siempre. De ahora en adelante, tú harás juguetes y otros regalos para todos los niños de este pueblo y de todos los rincones de Cantabria”.

“¡¡Y nosotros te ayudaremos!!”, dijeron todos los Enanucos, alrededor de Esteru.

Y así es como vino a pasar que, en las navidades, al final de cada año, Esteru va a todos los pueblos de Cantabria repartiendo juguetes y regalos a los niños para que sean felices. Los niños de todos los pueblos celebran la llegada de Esteru cantantazo canciones y esparciendo su mensaje de ‘valentía’ y ‘bondad’.

Esta historia ha sido recogida en Ruiseñada (Comillas) en el año 1985. Los comunicantes eran una mujer y un hombre que se llamaban Uca y Juanito
Fuente: ‘Sabor a Cantabria’

lunes, 19 de marzo de 2007

Cruz de navajas.....

¡¡¡Los años 80’!!! Yo creo que ha sido de las mejores décadas, o por lo menos una de las que más han sabido disfrutar. Y eso que yo no la viví como tal, pero el hecho de tener dos hermanas que si lo hicieron consiguió que con 9 y 10 años, tarareara el “sombra aquí y sombra allá” o “mi novio es un zombie”. Por aquella época, la música movía el mundo, la ‘Movida madrileña’ invadía las noches en la ciudad: Alaska, Mecano, Los Secretos, Radio Futura, Nacha Pop, incluso los Toreros Muertos…..Fue una época mítica. ¿Quién no recuerda a un jovencísimo Enrique Urquijo, con un atuendo muy acorde con la época, cantando el “me asomo a la ventana, eres la niña de ayer, jugando con las flores, en mi jardín…”?

El tema viene a consecuencia de mi viaje a Madrid. Mi fabuloso y estupendísimo novio (teniendo en cuenta lo justos que andamos de pelas, nuestro futuro piso es un gasto a tener en cuenta, se gastó un pastón) me regaló por mi cumpleaños dos entradas para ir a ver el musical de Mecano (‘Hoy no me puedo levantar’). Durante casi 4 horas, consiguieron hacer que retrocediera en el tiempo y que volviera a sentirme como aquella niña que se metía en la habitación de sus hermanas para escuchar a Ana Torroja diciendo que “nada tiene de especial, dos mujeres que se dan la mano”, o que “no hay marcha en Nueva York".

De verdad que es genial. Nacho Cano se ha lucido en una puesta en escena que traslada al público a un Madrid castizo, donde se vive la noche de una forma intensa, donde no importa el atuendo que lleves, ni tu condición sexual, lo importante es disfrutar y divertirse, aunque para ello, y por desgracia, mucha gente hiciera uso del caballo. El musical se desarrolla en el bar ‘33’, donde Mario “no sale hasta las 6, y si encima le toca hacer caja, despídete...”.

No voy a contar más, porque creo que es mejor verlo, solo decir que a mí, que repito disfruté de aquella época de manera indirecta, consiguieron ponerme los pelos de punta en más de una ocasión.

Para mayor información www.hoynomepuedolevantar.com, ya sabeis "el fin de semana me sentó fatal..."

jueves, 15 de marzo de 2007

No tengo perdón. ¡¡Cuánto hace que no actualizaba el blog!!. Ya se que va a sonar a excusa pero he estado ocupada, ¡increíble pero cierto!. Bueno, la verdad es que a eso se le puede sumar el hecho de que cuando no lo he estado tampoco me ha apetecido. "Eso es pura vagancia", me diría mi señora madre. Pues sí, lo siento.

Llevo una temporada que me siento un poco más útil en mi trabajo, pero sólo un poco, eh??. Encima, y como no pasaba suficiente tiempo fuera de casa, me he apuntado a clases de inglés. Dicen que el saber no ocupa lugar, estoy de acuerdo, lo que ocupa es mucho tiempo. Ahora hay días que salgo de casa a las 7:30 horas y que llego a las 23:00 (también hay que dedicarle tiempo al niño, ¿verdad, Alex?) Pero bueno, hay que hacerlo. No había hablado inglés desde que iba a COU, así que el primer día me sentía totalmente idiota. Ahora llevo tres y me siento igual... No, la verdad es que espero que sea cuestión de tiempo, y que vaya recordando, porque nunca se me dieron mal los idiomas.

El problema de mi incultura lingüística (extranjera) es de la universidad. ¿Es normal que en la Licenciatura de Periodismo no tenga inglés, ni siquiera como asignatura optativa? Mientras, mi compañera de piso estudiaba Ingeniería Industrial, y lo sigue estudiando porque tras tropecientos años haciéndolo, todavía dudo que la acabe algún día (Yoli, que lo digo en broma, eh???? un beso wapa). Bueno, a lo que iba, estudiando esa carrera tenía inglés y francés como asignaturas.

Desde aquí, mando mi sugerencia a la UPV para que los futuros periodistas no se sientan tan idiotas como yo.

Bueno, creo que con esto ya he quitado mi sentimiento de culpa por tener el blog desatendido, así que hasta la próxima querid@s.